lunes, 22 de julio de 2013

Radiografía de un gran plantel mal planteado

Cierto es que en toda empresa exitosa (entiéndase empresa como emprendimiento conjunto, no como institución comercial) se necesita un “cerebro”, un pensador acertado que tome las decisiones difícil. Cuando las empresas se van autogenerando aspectos internos cada vez más grande, van necesitando más “cerebros” especializados en distintas áreas.

En el caso de la Universidad de Chile como sociedad deportiva, hay especialistas en Marketing, en Comercialización de Productos, en Publicidad, en Captación de Inversores, entre muchas otras áreas. Y solíamos tener un especialista en el área del fútbol. Un “cerebro” de esos reales, que creció admirando a diversos dirigentes y fue influenciado por las maneras de Fernando Riera y posteriormente de Arturo Salah. Su nombre es Sabino, y su apellido Aguad. Formador del glorioso plantel tetracampeón de Colo-Colo y del campeón continental y tricampeón nacional de Universidad de Chile. Se peleó con Sampaoli por defender su exitosa fórmula: acomodándose los gustos y solicitudes del DT, complementar la apuesta a jugadores interesantes en momentos en que valen poco, para que su precio crezca y así generar excedentes, con el fichaje de jugadores relativamente baratos pero regulares, que calcen con la idiosincrasia del club, y el aporte fundamental de los canteranos. Invertir solamente cuando un puesto necesite con urgencia un jugador que venga mostrando un nivel que lo tenga tasado al alza, como fue el caso de Gustavo Javier Canales. Con apuestas interesantes me refiero a Junior Fernandes, Edson Puch, Eugenio Mena. Con jugadores regulares a Albert Acevedo, Gustavo Lorenzetti, Gabriel Vargas, Paulo Garcés. Con invertir cuando un puesto necesita con urgencia, a Johnny Herrera, Matías Rodríguez, y el recién mencionado Gustavo Canales.


Sampaoli se engolosinó, fue egoísta, careció de criterio y su individualismo pudo más. Los dirigentes tuvieron que escoger entre Sabino y él, y lamentablemente se quedaron con el argentino. ¿El resultado? Casi 10 millones de dólares perdidos en Eduardo Morante, Enzo Gutiérrez, Luciano Civelli, Ezequiel Videla y Ramón Fernández. Cuánto te extraño, Sabino.


Nuestro querido Jorge Luis jodió hasta que no pudo más a los dirigentes, que terminaron exhaustos, agotados, superados por la insistencia del hábil entrenador. ¿La consecuencia? No querían más pelea, y para eso trajeron a un DT que cumpliera las siguientes condiciones: que aceptara someterse al armado del plantel para que no molestara haciendo peticiones, y que fuera conocido como “bielsista” para que la masa común de hinchas igualmente se ilusionara y no reclamaran: Darío Javier Franco Gatti.


Esa decisión no pudo ser peor. Franco había sido despedido de todas partes, demostraba una carencia de ambición terrible en cada una de sus declaraciones, y por lo tanto, era difícil encontrar un líder menos motivante que él. Gracias a Dios existen Johnny Herrera, José Rojas y Charles Aránguiz, jugadores que contagian amor propio y por los colores, que nos permitieron ganar el clásico ante Colo-Colo y la cada vez más apreciada Copa Chile.


El “desastre Franco” fue bastante grave y trajeron a un técnico que se diferencia tremendamente de él, como Marco Antonio Figueroa, pero aquí les muestro una radiografía al plantel para que se entienda por qué carece de una base estructural bien hecha y equilibrada, y por qué es esa la razón por la que es casi-imposible campeonar:


En el ámbito porteril estamos muy bien cubiertos, aunque vale recordar que la misión que cumplían Conde y Garcés, de aleonar a sus compañeros al borde de la cancha, debe ser cumplida por alguien más, y dudo que sea Marín, por su retraída personalidad.


Cuando hablamos de la defensa, la “U” tiene a los dos más hábiles defensores centrales de Chile, y tristemente no les saca provecho: Igor Lichnovsky y Valber Huerta. Mucho se habló de que la “U” necesitaba con urgencia un central (razón por la que trajeron a Juan Ignacio Sills), pero observen: Osvaldo González, “Pepe” Rojas, Acevedo, Lichnovsky, Huerta, Ponce y Cerezo. ¿Acaso 7 centrales no era suficiente? Y miren, si van a gastar el cupo de extranjero, no lo hagan en un central como Sills, que jugaba poco y mal en Vélez, y en lugar de ostentar la fiera expresión facial de Rogelio Delgado o Osvaldo González tiene pinta de integrante de Mundos Opuestos. Mejor era ocuparlo en el tan necesario “9 de área”, o traer un central argentino pero de los cumplidores y regulares, como Juan Cruz-Gil de Deportes Temuco, que vale y cobra mucho menos que Sills pero juega mucho mejor.


Si hablamos del mediocampo, muchos en Twitter recordarán mi drástica oposición al fichaje de Ramón Fernández. ¿Por qué? En un puesto donde ya teníamos a los aprobados Lorenzetti y Guillermo Marino tapando a juveniles de mucha calidad como Nicolás Maturana y Fabián Carmona, ¿para qué traer otro más? Encima a Ramón, un jugador de estilo de juego y facha similar a Matías Pérez-García, quien había fracasado recientemente en el club, y pagan 1 millón 600 mil dólares por su carta a sus 27 años. Que horror.
Si hay excelentes juveniles que pueden cumplir ese rol, por qué gastar ese dinero en ese puesto y no en el de delantero central, donde nuestros actuales juveniles son muy deficientes. Son errores que Sabino no habría cometido. Ah, y por si no sabían, Sampaoli siempre se negó a aceptar a Lorenzetti y Junior Fernandes en su plantel: Sabino debió imponérselos. Y vaya que acertó.


En el caso del volante izquierdo, gastan casi dos millones de dólares en Civelli, jugador reconocido por sus lesiones y fragilidad, en lugar de darle la oportunidad de regresar a Hugo Droguett o Rodrigo Tello. Y saben la importancia del rol de los referentes en los planteles.


Tampoco podré entender la manera en que se niegan al regreso de Juan Manuel Olivera, tremendo delantero que cuando estaba en la cima, siendo el goleador del fútbol uruguayo y adorado por los hinchas de Peñarol, dijo a los medios de Uruguay que siempre pensaba en regresar a la Universidad de Chile, el equipo de sus amores. Con la falta que nos hace un “metegol”, un cabeceador, un ariete de movimientos inteligentes, que arrastre marcas.


A su vez, fue horrible la manera en que “quemaron” a Duma. Un juvenil talentoso debe ir manejando la presión gradualmente para desarrollarse correctamente. Pero apenas hizo goles, le dieron la responsabilidad enorme de ser aquel que genere las ocasiones de peligro, lo tasaron de manera enfermamente alta y la prensa contribuyó hablando de la “joya” azul. La presión se lo comió, y ahora juega y define sin confianza. Y al igual que Eduardo Vargas, Duma es un jugador de esos que depende especial y esencialmente en la confianza, que tan afectada se ve por los aumentos desmedidos de presión sobre sus espaldas.


Ahora en adelante, hay que saber que hay perfiles que tienen una armonía futbolística nula, y no pueden jugar juntos. Fernández y Lorenzetti, Cortés y Cereceda, son solo algunos ejemplos. En el caso de Lorenzetti, recuerden que cuando él fue gran aporte, el rol de organizador le correspondía a Marcelo Díaz. La función de Gustavo era el pase final: su especialidad. No le pidan que organice.


Mi ilusión es que se le den oportunidades a Lichnovsky, Huerta, Jorquera, Bryan Cortés, Maturana y Fabián Carmona, oxigenen el plantel y especialmente el mediocampo con energía y talento juvenil. Juan Rodrigo Rojas solo debe jugar junto a Aránguiz si es que delante de ellos no hay ningún enganche, y para que jueguen tranquilos deben sentir seguridad defensiva a sus espaldas, con un volante defensivo como Videla o Martínez.


Llenar de gente el mediocampo termina confundiendo y acortando el equipo. Sería ideal poder atacar con 3 delanteros (una Ubilla-Isaac-Farfán es muy tentadora), pero eso solo se puede lograr generando solidez defensiva y juego rápido, a dos toques.


Y por favor córtenla con César Cortés. El Huachipato campeón centraba su juego en tirarle balonazos y centros a Braian Rodríguez, y a conseguir espacios para que Daniel González y Manuel Villalobos, de manera que con su genialidad generaran ocasiones de peligro. La función de Cortés ahí era combinar con esos dos jugadores o con Crovetto, o centrársela a Braian, jamás fue el generador de ocasiones ni de peligro, que es la responsabilidad que se le da en la “U”. Nunca fue más de lo que muestra y debe ser una válida opción en la banca azul para los segundos tiempos.


Lichnovsky debe jugar, tiene que haber un volante defensivo en la titularidad (Videla o Martínez), un volante mixto (Aránguiz o Rojas) y un enganche (Ramón, Lorenzetti o Maturana) pero no todos juntos por favor.
Vamos la “U”, señores. La máquina fantasmagórica azul comenzará a aceitarse poco a poco, y estaremos entre los 5 primeros. Títulos no pidan, porque la Católica tiene un “cerebro” magnífico como Jose María Buljubasich que hace mucho empezó un proceso, armó un gran plantel, ahora terminó de decorarlo, y el premio para ellos será el título. Colo-Colo tiene en Arturo Salah al cerebro mayor, pero recién está comenzando a hacer su proceso, y aunque fichó de manera maravillosa (préstamos de jugadores muy cumplidores y regulares que vienen con ambición de triunfo), le costará luchar contra la superioridad de la UC, pero es muy probable que salga segundo.


Y ojo, lo único que puede hacer que la Católica no logre el título, es su horrorosa tendencia a “arrugar” en los momentos finales y salir segundos, ya que conocida es su escasa capacidad de generar identificación y por lo tanto llevan el pecho frío, pero su superioridad es demasiada en esta ocasión y dudo mucho que no ganen.

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